En 1958 los Smithson se presentaron a un concurso para una escuela elemental en el condado de Wokingham en el Berkshire, en el contexto de la renovación de la enseñanza que animó muchos interesantes proyectos del momento.
Siguiendo las indicaciones del programa del Ministerio de Educación del Reino Unido y coincidiendo con sus propias búsquedas, el proyecto experimentaba con las nociones de “rootedness”- raigambre, identidad-, “relatedness” –relacionabilidad, asociación-, en definitiva, con la idea de lugar y del edificio como un marco que propicia y da escala a un determinado tipo de acciones. Pese a que la escala es diferente, la huida de la axialidad rectilínea de la planta de este edificio recuerda vagamente las imágenes más organicistas de los clusters que aparecían en sus escritos (Urban Re-identification, 1952) y proyectos de los Cincuentas (Golden Lane,Universidad de Sheffield, Berlin Haupstadt)
El proyecto abrazaba un espacio central orientado a sudeste en base a la repetición sistemática, según una pauta aproximadamente radial, de seis módulos compuestos por dos partes: las clases -espacios cúbicos y vidriados-y los anchos pasillos –espacios alargados, cerrados e iluminados cenitalmente- que se iban enlazando formando una linea quebrada. Los aulas se presentaban como simples “hogares de aluminio y vidrio”, con múltiples posibilidades de vistas hacia el paisaje; en ellos los niños realizarían sus tareas en contacto con “el paso del tiempo, los cambios de clima, los cambios de estación”. El lugar de los pasillos, espacio cerrado de la actividad “callejera” con el cielo como techo y “una decoración diurna de aviones, nubes, pájaros”, se destinaba a muchas actividades a lo largo del día, adquiriendo la complicidad de los “lanes” traseros de los barrios de casas populares, canalizando el calor de la luz solar al interior. A su vez cada aula se distinguía por un color diferente: verde, azul, púrpura, rojo, amarillo, marrón, reivindicando su singularidad en el microcosmos del edificio. Todo ello debía contribuir, según sus autores, a la creación de un nuevo tipo de escuela, “pequeña, muy inglesa en escala, pero tecnológica”.
Esa sencilla secuencia se completaba con el hall comunitario, el gran lugar de reunión tendido entre el primer aula y la zona administrativa, de una dimensión mayor en planta que los aulas y distinguible por su forma quebrada apenas un poco más alta que el resto, pero sobre todo, por su transparencia. Los Smithson entendían que los movimientos de aproximación al edificio debían producirse como una progresión a través de los espacios definidos por los árboles existentes en el lugar para serenarse momentáneamente en ese recinto de múltiples significaciones. Se verificaba así lo anunciado en los ataques del Team X a sus compañeros más dogmáticos del CIAM:“una jerarquía de las relaciones humanas debería remplazar la jerarquía funcional de la Carta de Atenas”. Contemporáneamente y desde posiciones parecidas respecto del uso del módulo y sus reglas de replicación, pero con una comprensión más atenta al “crecimiento” y al “cambio”, Van Eyck mostraba su idea de “claridad laberíntica” en el Orfanato de Ámsterdam.
(F.A.P.)
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