En 1933 Hans Scharoun finalizaba la construcción de esta casa unifamiliar en Löbau, a unos 150 km de Berlín, en medio de una situación dramática para el Movimiento Moderno en Alemania (cierre de la Bauhaus, restricciones en la normativa, comienzo de algunos exilios). El encargo procedía de la familia Schminke, industriales deseosos de aprovechar un terreno ajardinado previamente por el padre del propietario. La buena orientación solar de la finca no coincidía con las mejores vistas al paisaje, ya que el acceso desde la calle a a la parte superior del terreno se producía desde el Sur, mientras que la pendiente caía suavemente hacia el Norte, coincidiendo con las buenas vistas. Dar solución a esa dificultad marca el proyecto desde el inicio: la planta se gira radicalmente en dirección E-O, colocándose en un ángulo de unos 30 grados respecto de los límites del terreno, rotando en los extremos. De nuevo, Sharoun se distanciaba de los planteos ortogonales característicos de la arquitectura moderna alemana, un rasgo que Scharoun había exhibido en proyectos anteriores como la Casa en la Weissenhof de Stuttgart (1927) o el Wohnheim de Breslau (1931).
La casa se resuelve en dos plantas: la planta baja la dedica a la zona pública y la planta alta a los dormitorios, prolongándose ambas en sendas terrazas hacia el extremo sudeste donde se revelan y exhiben los cambios de direcciones que están en el origen de este proyecto. Pero éstos ya estarán presentes desde el ingreso a la casa desde el sur, bajo una larga marquesina que coloca al visitante en un vestíbulo a doble altura, donde la escalera –ella misma una diagonal en el espacio- se gira respecto de la planta indicando la dirección principal hacia el salón, dejando a la izquierda el espacio de la cocina y las dependencias de servicio. En el salón, los cambios de dirección se manifiestan en los detalles de colocación de un sofá de alas asimétricas definiendo una diagonal con la chimenea que queda enfatizado por la relación –también diagonal- que se establece entre los planos de carpintería a Norte y Sur. Hacia el extremo Este del salón, por detrás del lugar destinado a la sala de música –siempre habrá un piano de media cola en las plantas de Scharoun- el espacio se cierra con una corredera de cristal que lo comunica con el salón de verano y el espacio del invernadero. Este salón de verano se prolonga, a su vez, hacia la terraza al Sudeste y desde aquí, una nueva escalera vincula ambas plantas por el exterior, agregando más movimientos a la expresión de la fachada.
Una retícula ortogonal organiza la distribución de la estructura metálica; sin embargo, no encontraremos en Scharoun las claras sintaxis entre estructura y forma de sus contemporáneos más ortodoxos con los cuales él siempre mantiene una distancia, relacionada probablemente con sus vínculos con la Glaskultur y su amistad con Hugo Häring. Lo mismo ocurre con el diseño del mobiliario interior; si bien Scharoun, siguiendo una tradición que se remonta a Van de Velde, acondiciona los espacios a las características de sus usuarios, su ricos interiores adolecen del esmero por los detalles que requiere la producción industrial que podemos encontrar en Alvar Aalto o en Marcel Breuer.
Oriol Hostench
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